jueves, 13 de enero de 2011

HISTORIA DE UNA MONEDA

Por: Fernando J. Vega

La numismática es un pasatiempo que mi padre me enseñó, por eso cuando puedo, busco alguna pieza que incremente la colección, que es solo de numismática peruana, incluye monedas acuñadas en la colonia, “ ese largo y tranquilo episodio de nuestra historia, donde se gesta el Perú moderno” según José de la Riva Agüero, así como de nuestra convulsa era republicana. Entre pesos, dineros, pesetas, “gordos”, soles, intis, libras, de diferentes metales, oro, plata, latón, bronces, está plasmada la historia del Perú.

He encontrado monedas muy interesantes en diversas partes, ahora las consigo por internet, donde son ofrecidas desde Manhattan hasta Ucrania. Nunca me he preguntado cómo han llegado monedas peruanas hasta esas regiones, sería inútil tratar de reconstruir el itinerario de una moneda. Aquí en Trujillo, Perú, ciudad donde vivo, existe el mercado informal de Tacora, un lugar donde se compra y vende metales y otros objetos de procedencia desconocida, incluso, porque ocultarlo, es un lugar donde se compran y vende hurtos.

Entre los lugares donde se comercializa metales, hay monedas fuera de circulación, recuerdos de la trágica historia de devaluaciones e inflación, que esperan ir a la fundición y acabar ahí su existencia. Antes de ese lamentable sacrificio, he tratado de salvar algunas monedas, es así que he hallado algunas piezas interesantes, nunca de mucho valor numismático. Pero hay un rescate, que aún ahora, me cuesta creerlo.

Hace algunos años, quizás ocho o más, huroneado entre latas de monedas sucias, encontré una acuñada al martillo o comúnmente llamada “macuquina”, de pobre impresión, bordes irregulares, doblada, una pieza que no llamaría la atención a nadie. Pude ver que la moneda era totalmente diferente a las que había visto, pero muy delgada para ser peruana, era de plata muy pobre, imposible acuñada en el Perú o en alguna colonia española en los siglos XVI, XVII o XVIII.

Limpiándola con curiosidad, confieso que con un poco de codicia también, pude ver un águila. Inmediatamente me pareció un águila imperial romana, luego vi el busto de un gobernante; lo que me desconcertó fue que las inscripciones estaban inscritas en griego y no en latín. ¿De dónde podría ser? Como supondrá el lector, la adquirí por unos pocos soles, pregunté su precio y sin chistar cancelé.

La limpié con mucho cuidado, poco a poco fueron apareciendo los detalles que me permitirían identificarla. El águila, sin ninguna duda romana, se mostraba todavía arrogante y desafiante como si el Imperio Romano subsistiera aún, tenía una inscripción en alfabeto griego, una a una las letras fueron apareciendo después de ir removiendo polvo, grasa y otras impurezas acumuladas, de repente en cientos o miles de años.

En el reverso apareció la figura de un gobernante con rostro feroz, hirsuto, coronado con laureles, cuello poderoso, pensé que esa figura no era necesariamente el rostro verdadero de ese gobernante, si no que podría haberse modificado para mostrarlo con características de un hombre algo sobrenatural, como los romanos querían que sus emperadores lo fueran.

Las monedas romanas están debidamente catalogadas desde hace más de doscientos años, eruditos han contribuido a realizar este inmenso trabajo de más de mil años de historia romana. Gracias al internet y luego de algunas horas de búsqueda, repartidas en varios días, logré identificar la pieza sin ninguna duda. La moneda es llamada tetradracma, fue acuñada en el tiempo del emperador Caracalla, en el 215 después de Cristo, su lugar de acuñación es Siria, por eso las leyendas de la moneda están en griego y no en latín. El griego era muy común en oriente, incluso antes de la conquista romana.

¿Después de cuantos años le devolvían la identidad a esa moneda? ¿Cómo ha podido llegar a América del Sur, Perú, Trujillo?, ¿Quién la habrá traído? Y fueron surgiendo muchas otras preguntas, todas sin respuesta posible, hasta que llegó la pregunta que dejó a todas las demás sin importancia : ¿Cuánto costará? Con la identidad asegurada, encontrar su valor en las casas de numismática fue simple, cuesta $ 1,500 USD en una tienda especializada en Estados Unidos. Al menos eso costaba antes de la crisis mundial, no tengo idea si el mercado para este tipo de piezas ha disminuido o aumentado su valor.